Il Borro, la Toscana en su esencia

Descripción

La historia

Con el nombre Borro, que en toscano denominaba probablemente una brecha abierta en el terreno, se indicaba originariamente una fortaleza surgida en su límite, construida para defender un territorio estratégico atravesado por importantes tramos de las calzadas romanas, Clodia y Cassia.

Por esta razón, durante mucho tiempo, el control de Il Borro fue objeto de una áspera disputa entre facciones y familias nobles locales y de otros reinos. El primer testimonio escrito sobre el castillo se remonta al año 1254, cuando un noble de Milán, el marqués Borro Borri, nombrado corregidor güelfo de Arezzo compra la propiedad a la familia Mascagni.

En el siglo XVI, con la llegada del condotiero y político Alessandro dal Borro, verdadero “padre” del actual Borro, se llevan a cabo las primeras transformaciones y ampliaciones de la fortaleza que empiezan a dar vida al aspecto actual.

Comienza con él la rica y noble historia de la finca, con alternancias y engrandecimientos que ven protagonistas algunas de las más nobles familias europeas: los Medici yTornaquinci de Firenze, los Torriani de Milán, los Hohenlohe Waldenburg y, por último, a partir de 1904, los Saboya. A mediados de los años 50,

Il Borro pasó a manos del duque Amedeo de Saboya-Aosta y en 1993, el duque personalmente vendió toda la finca a Ferruccio Ferragamo. “Un acto de fe que dura a lo largo del tiempo” le gusta decir a Ferruccio Ferragamo que en 1985 se enamoró de la finca Il Borro. Durante años, la familia Ferragamo había alquilado la finca toscana, hasta que decidió comprar la propiedad. A partir de ese momento, Ferruccio Ferragamo, con la ayuda de su hijo Salvatore (hoy AD de Il Borro) realizó una importante operación de reparación, restauración y puesta en función de este antiguo destino que todavía mostraba las heridas de la Segunda Guerra Mundial.

El deseo de devolver a la vida a este lugar animó todas las actividades de recuperación, aunando tradiciones e historia, pero también la voluntad de aportar todas las mejoras que, en armonía con la naturaleza, hacen de él un continuo perfecto entre pasado, presente y futuro.

La filosofía

A Ferruccio Ferragamo le encanta afirmar que es “un acto de fe que dura a lo largo del tiempo”, ye desde 1993 hasta el día de hoy se encarga de Il Borro, conservando su belleza y su integridad.

La tarea de la conservación continúa en la actualidad con inexorable pasión, conscientes de que “tesoros” como Il Borro deben ser protegidos y salvaguardados. Lo que ha guiado a la restauración ha sido el deseo de devolver a la vida a este lugar llevando adelante sus tradiciones y su historia, siguiendo principios éticos, como el empleo de los trabajadores locales y respetando el medioambiente, optando siempre opciones ecosostenibles.

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